cometí un error al decir que ya no pienso en ello. veo los rastros en la piel y cubro con horizonte el hecho de no saber cuál última vez será la última vez.
mi patología es múltiple y desarmada como mi paranoia. la estructura sólo ordena la entropía polimorfa; en letras grandes un cartel que diga a y u d a.
un velo de frecuencia, la voz del castigo que toma presente en cualquier herida y el valor ontológico de la palabra. palabra y muerte. ya sé.
es que he descubierto mi límite al fin,
es la palabra envuelta en acto,
que la muerte nunca alcanza y
nos engaña en colores que no elegimos
pero de los que al menos podemos
quejarnos.
y vergüenza ya al pensar en ello, que siempre será,
me prometo confiada,
la última vez.
siempre se rompe el hechizo narcisista cuando nos decimos la verdad, y está bien.
pero estoy de mal humor constante y no sé cómo aprovechar el decir bien las cosas.
mal genio, desesperado, perdonar.
me satura la impaciencia material del pensar tanto. esencialismo desagradable.
escrito con odio, esencialismo maldito.
perdonarse. llorar sirve sólo por un momento, aunque me encantaría hacerlo libre y a destajo como en los viejos tiempos. hoy siento el deber de silenciar mi tristeza, conocida como destructiva y arrasadora. contraindicada, odiada y reprimida. ¿tanto?
recap para escribir un libro que se trate de no sé qué cosa. quizás sobre el paisaje extraño que existe entre separarse y amar mucho. seguir amando. separarse y sentirse bien. no querer estar más cerca.
dos modos de separarse, dos formas, casi opuestas, casi complementarias. insondables.
entonces pienso: qué es lo que quiero, qué es lo que busco. es probablemente estar solo.
la intensidad ya no me apetece como antes. ya no hago lo mismo. <<muerte, drogas y belleza>>.
se cumple quizás la profecía piagetiana. narcisismo inútil, elemento necesario.
pagar por eso es necesario. quiero creer al menos.
viento frío en la playa, lo que no nos pertenece. ahí donde comienzan los problemas, en el agua. no quería salirme. desencuentro tras desencuentro, me agotaba golpearme el pecho con tu piedra tallada en manos de fausto.
tengo la certeza que lo que me ha saturado forma parte del compartir t o d o.
sobrepasando el agujero interior, en vano intentando llenarlo. yo no quiero llenarlo.
luego ese día, ese maldito día de burlas, provocaciones y golpes, arañazos inentendibles. no es culpable el tablero, mi voz tampoco.
manejo ausencias perfectamente, frecuencia indescriptible. que rabia de todas formas llorar por aquello. pienso no repetirlo.
la distancia es precisa, parece ser la mejor manera de cuidarnos.
esto puede ser una carta. una carta con vista a la calle, al océano, al patio donde jugaba de niña.
esto podría ser una carta, sólo espero no tener que enviarla.