lunes

these violent delights have violent ends

allí se desintegra el horizonte 
llueve sin ruido

hoy leyendo a cheever volví a sentir ese hormigueo prenupcial que irrumpe mis adormecimientos:

estaba cansada de intentar separar la fuerza de la soledad de la fuerza del amor y se sentía sola. se sentía sola, y el sol que se retiraba de la playa y la noche que llegaba la hacían sentirse tierna y asustada
qué es sino soledad, la fuerza del amor?
el invocarse en el espasmo del otre
con negación de una misma como ente perpetua


fuga conflictiva en un desierto
que es nuestro y está muerto
la verdad,
que es nuestra
y está muerta
y la abstracción como cauce migratorio (insolencia de mi propia cuerpa),
dirigen el reflejo hacia una dimensión subterránea 
indiferente

donde está el deseo que sentí antes del tiempo

donde fue todo el ego que no compartí 
donde va el quehacer que me acompleja

delirio de mi mano izquierda que pincha y deja de funcionar
sólo para buscar la profunda excusa
de no volver nunca más a ese lugar.

john si me lees,
ven a buscarme.