domingo

sugilita

serpentea la reminiscencia de la esquina.
equívoca en la voluntad pero aún ofreciéndose en el fuego.
las fiestas interminables del ser y la nada,
grandes verdes sobre un encuentro que va
siendo leído apenas sucede.
cuál es el alcance de un deseo congelado pétreo
la circunstancia fluye y redobla un pasaje
roto hace mucho tiempo. hay un lado
profundo y zigzageante donde el ser y la
nada se encuentran. donde las flores del
mal sueñan recuerdos sonoros; de la mar
quizás de un espejo de pupilas dilatadas.
no es cuestión de encontrarse una
serpiente muerta, ni preguntarse si en esta
misma fecha, un año más adelante,
aún nos veremos las caras. caras rotas
tres tristes tigres.
si vuelvo la noche al día, logro sentir
el miedo que tuve aquella tarde en
la que probé ese mililitro fuera de lugar.
siendo dios fuera de imagen.
y ya no caben pesadillas
ni saltar por la ventana
de un segundo piso.