miércoles

de este lado del fantasma. eyes alone cannot tell the truth. 
sueños tristes, tus surcos en la mano izquierda. corazón tierno.
sueños tiernos, tristezas encapsuladas. no sé cómo decirte esto y prefiero no hacerlo.
la inexactitud del tiempo, aunque haya animitas del puerto.
todo lo escrito se esconde en piezas de 
y en símbolos sin
quería morir, a mi criterio

una pieza de Rachmaninoff en la radio, la favorita de mon père
la peor versión de la espera, saturada de ti, una versión tuya
que en distintas piezas me hiere, miente;
está bien, el abandono es lo suyo.

soñé en ti, sin ti, los trenes, el tiempo imperfecto,
un manifiesto.
no corrí las sábanas, pero sí sentí el hueco de tu mente,
cabeza ligera, te tuve por un segundo soñando junto a mí.
sólo quiero saber cómo estás, si aún lavas tu ropa con el jabón hipoalergénico que me pediste.
la luz de tu pieza seguirá roja? tal vez violeta.
tus nubes, mi tesoro

tienes los mensajes que retratan mi discordia, en realidad,
habíame ocurrido algo más bello
y escribiéndolo lo olvidé.



 

Ojos negros profundos.
No te entiendo, no te busco. Tus palabras son complejas. Las de quién nos presentó también. Silencio irrestricto, un secreto mal contado.
Necesito que me cuiden, necesito no tener que necesitarlo.
El silencio marca un compás que no rompe con el tiempo.
No hablemos de injusticias, menos esta noche que será la última que lloraré por ti. Como la cajita musical en un Venus cuya atmósfera inevitablemente te da alergia, y suena un vals a lo lejos.
No entiendo por qué no puedo odiarte. Que todo lo que sé es nada... o peor.

Eyes
Nothing as I remember
Of your eyes

Que si algún día sabré si piensas en mí. Algún día que ya no servirá; triste y roto en una emoción descontinuada, ojalá.
Una cápsula negra, una correa de rosas. En trocitos de misoginia guardados en sus espinas.

Matarte en la casa de tus padres, que encontraran tu cuerpo y tuvieran que hacerse cargo, decías.
Las llamadas de tu hermana, el correo aún intacto de tu padre.
¿Cómo llegué yo a esa misma sentencia?
¿Fue porque no quise tus fotos esa última noche?
¿Fue porque no parábamos de imaginar ese momento?
Encontrándonos a la mitad del kilometraje de esa ruta que te tenía atrapado.
Una vez nos contamos una historia dulce, agarrábamos la camioneta de mi padre y nos íbamos en ella a la cordillera. Te cantaba para que no te durmieras, parabas para ir al baño, sin apagar el motor para no enfriarme. En realidad, estábamos escapando. Tú de tu vida y yo de la mía.
En un viaje en que sentiste, me sentiste, en esa dosis de limón y tu cosecha.

No comprendo.
No comprendías el ratio, decías, desde el momento en que me viste hasta el comienzo de esa unión lejana entre nuestros deseos. 
Tus nubes diarias.
Tus disculpas, te disculpaste por tus demonios, tus dolores. No tuve que disculparte por esa confesión tan íntima.

No me olvido de tus cariños virtuales. Un gato colorín como tú para los besos, un rezo para mis fotos.
Me estoy olvidando de tantas cosas. Entremedio recuerdo encontrarme con mi colega no vidente en el subte. Ella de mi brazo, yo del suyo. La gente dándole el asiento, nuestra despedida intacta.
Recuerdo pensar que no verte no era no mirarte.
Y luego me despertabas con tus susurros dormidos.

¿Recuerdas que quisiste venir?
Tenías que traer a los otros dos, decías, y reíamos por las condiciones de ese trío.
El susodicho, una carga, pero nos hizo reír más de lo que merecíamos.
Todos los días un poco de risa, envuelta en cariño y espera paciente.

No comprendo.
Nos turnábamos en dejarnos mensajes dormidos.
El encanto de leernos al despertar.
El encanto de leerte hablándome así, 
por ese encanto tuyo por mis manos. Y mi cuerpo.
El mensaje favorito de cada semana. Abrazados fumando en el jardín, mirando la noche, decías.


Me rompiste un pedazo. Lo aparté para ti y lo rompiste.
Me relegaste al mismo lugar que a los otros. Todos rotos.
La otra noche, después de verte, soñé con un gran teatro antiguo.
Celebraban tu cumpleaños, grandes mesas repartidas para gente de alta alcurnia.
Incluso tus padres estaban presentes, 
yo desde la puerta observando cómo me ignorabas riendo, con gente que nunca viste, con gente que no era yo.

Maybe there's a screenplay
or a bathroom I can hide

Yo un fantasma, una fantasía.

Comprendo.
Quizás para ti merezco ese lugar, pero el daño es tuyo. 
No me lo asignes por el capricho de perder antes de tiempo.
Enamorado de ese tiempo dorado 
de un sol que te quema la piel.
De esa luz roja que elegías
para invitarme a tu cama.
Cuídame, decías.
Necesito olvidar y sin embargo, ejercito el recuerdo.
Olvido de la historia que fue nuestra, por momentos más tuya, a veces más mía.
Te extraño aún, por una cadencia que marcaste en mi cuerpo. 
Por palabras que no se escondían entre líneas, al contrario, siempre reveladas.

Y de repente,
el silencio.
Humillante.
Entrópico. 

Y ahora qué
la cucharita que te compré regalé
y el aceite que me compraste 
seguramente olvidaste en alguna de esas cajas

Distancia.
Que pasaste por mi lado,
y corrí mi silla en vez de interceptarte.
Tiempo. Te acercas, me alejo.
Que idiota sensación con la que cargar hoy.


Ojos negros interminables
inexplicables como el deseo
que me agarra y me sostiene.
me rompe y me vuelve a armar
me calla y me hace chillar por dentro.

No comprendo, 
                         me alejo
                ...o mejor,
 acércame.