domingo

 Pequeña cama en un rincón. La plata bajo la almohada

Valentina

Elegido por el bosque                                    


Repartir el llanto,
no puede estirarse más,
sin perder un ojo o
tiempo traducido en ojo.

Aprender a estar
sola. Apartada por sucesos
rechazada y rechazando,
entiendo el silencio y
lo tomo como herrami
enta. Pero intercede la
animita y el poder se
esconde.
            Luego te recuerdo,
otra vez, eres cientas
personas al mismo
tiempo. Y sólo te escondo
en mi escritura. Quizás
es el último paso sin
respirar.

Fuera de lo que sospecho
¿qué es lo que quiero?
un ruido, un silencio
un trastorno fluido.

La lectura de lo que soy,
todavía no logro sacar
todo de su caja y aún
así queda espacio.
             Estoy enferma
             Estamos enfermos

     Un hechizo, una muleta
una alergia que nunca estuvo.
Adivinanzas organizadas,
que una vez más sé
con quién me toparé
aunque no lo quiera,
o aunque sí.
You just know it.


Heme aquí
Volviendo a escribir, de lo que no quiero y lo
que quise. En una monotonía dulce que ni las
drogas hacen hablar.
               Razones Rotas
                                              y robadas.




...a tesoros de barro
y abalorios de vidrio.



Que íbamos buscando ciertas respuestas
que no llegarían
Un sinfín de acuerdos rotos,
que aquel que dejó sin memoria
sólo interrumpió en su ausencia.
Tan cerca, tan lejos, le dije.
Luego recordé que esa (a)proximidad no
era nueva para mí y distinguí en ese
detalle una promesa propia:



Thiormaich mi ‘n sin suas mo dheòir,
‘S thòisich mi air seinn mo cheòil,
Chumail m’ aigne air an dòigh —
Tha cunnart anns a’ bhròn air uair.

(I dried my tears then, / and began to sing my songs, / To keep my mood in check — / There is at times danger in sorrowing).