de vuelta al fin del mundo tomé la decisión de dejar la medicación, así sin más.
sin terapeuta, sin psiquiatra, sólo la corazonada bruja.
el miedo inigualable de modificar mi sistema nervioso.
pensé que estaba bueno dejar de depender de todo de una vez y al mismo tiempo.
pasaron los días y sentí el efecto: me voy a morir, un bucle de sentimiento muerto.
por consiguiente, recordé con duelo y melancolía a quien estuvo conmigo cuando más sentí morir.
una parte de mí quería eso de vuelta, la contención capricorniana que baja todo a tierra.
¿qué estaba dispuesta a aceptar para volver a tener lo que ya no existe?
en un principio pensé, todo.
pero es ingenuo no darse cuenta del efecto de la abstinencia.
con el paso de los días vuelvo a recordar lo que me alejó.
la contención, el abrazo, la necesidad, son efectos del aislamiento y consecuencias de la abstinencia.
cuando recién llegué a vivir a Buenos Aires, estaba bastante sola.
tenía 18 años, todos mis afectos al otro lado de la cordillera.
arrastraba por años un inequilibrio emocional.
en ese entonces también sentía que moría.
solía drogarme y emborracharme, hasta perderme en la oscuridad del automaltrato.
un poco después de raparme la cabeza conocí a C. y con él, conocí Buenos Aires.
En la Bicicleta, como la canción de Suárez.
un bucle muy intenso de amor y la suspensión del dolor asesino en el pecho.
ahora que lo pienso, nunca le dediqué escritos a C.
todo lo que hicimos en los dos años de idas y vueltas tomó valor por sí mismo.
pero yo me alejé, más bien me enamoré.
otra vez.
otro bucle, esta vez más corto y violento.
senderos descalzos por la selva, tormentas tropicales sin respuesta.
la canción que me escribió E. al atardecer.
quando o sol cai ela acorda.
quando todos forem dormir, ela acorda.
"La energía cae como las hojas otoñales (...)
Un desplazamiento hacia el rojo en el espectro...
La fría tumba de la entropía."
las bodas de los átomos cardelianas, no me arrepiento de nada.
amo con delicadeza la energía que pusimos para que todo se fuera al carajo.
son expresiones más que reales de un fracaso compartido.
las pastillas están dejando mi sistema y las contradicciones siguen.
me persiguen.
querer estar y no querer estar.
muchas veces no estoy de acuerdo con lo que pienso y ya no puedo castigarme por habitar los extremos.
claro que habitarlos no involucra a nadie más que a mí.
aquellas bodas de los átomos soy yo, mi cuerpo, mi sentir, mi pensamiento.
me equivoco al pensar que no quiero estar contigo.
y me equivoco también al creer que puedo estar contigo.
pienso en el eclipse que viene y me gustaría contemplarlo a tu lado.
si el fuego nos unió, el eclipse puede separarnos sanamente.
acabo de terminar de escribir lo anterior y ya pienso todo lo contrario.
si el fuego nos unió, el eclipse puede unirnos sanamente.
juntxs y también separadxs.
sábado
miércoles
Time will tell, in spite of me
Más y más lejos me siento de entender qué es lo que quiero escribir, lo que voy a escribir. Esto recién está comenzando y creo que estoy saliendo de un estado de shock arrastrado por semanas. Ya no es problema sentirse sola porque pasa a ser categoría inexistente. A veces me siento inexistente también, me deprime transformar tanto amor en tanto odio. Ni siquiera tengo mi manual de habilidades, un manual para entender solipsismos.
Cementerio frente al mar, el último día que abracé a mi amiga. El taxista escuchaba un compilado de ABBA para piano; dos días antes limpiábamos la casa al ritmo de los Golden Hits. Corrimos por Carrer dels Escudellers hacia casa, con la necesidad de armar mis valijas en 15 minutos. La policía preguntándonos si acaso estábamos bien, la Rambla vacía. Qué sé yo si estoy bien señor policía. Le temo a la policía más que nunca desde que me detuvieron por latina. Nunca pero nunca hay que tener un ataque de pánico frente a un policía. Son el complemento perfecto de la tiranía.
Y ahí estaba yo, en un colchón tirado en el piso con sábanas de tela no tejida. Mi compañera de al lado hablaba una mezcla extraña de Serbio y Español. Como estábamos en el mismo cubículo, nuestras defensas fueron lado a lado también. Su abogada supo defenderla de manera precisa, demostrando la prepotencia y xenofobia del policía calvo.
Mi abogado se limitó a aconsejarme una apelación que explicara que no pretendía quedarme más allá de lo que indicaba mi pasaje. Sus ojos repetían una secuencia ya larga de rutinas legales, todo indicaba que me negarían la entrada. Lo que mi abogado no sabía es que después de 20 años de ejercicio profesional, mi suerte llegaría más lejos que su rutina, esa mañana entré a España. Mi compañera de cubículo no.
Y ahí estaba yo, en un colchón tirado en el piso con sábanas de tela no tejida. Mi compañera de al lado hablaba una mezcla extraña de Serbio y Español. Como estábamos en el mismo cubículo, nuestras defensas fueron lado a lado también. Su abogada supo defenderla de manera precisa, demostrando la prepotencia y xenofobia del policía calvo.
Mi abogado se limitó a aconsejarme una apelación que explicara que no pretendía quedarme más allá de lo que indicaba mi pasaje. Sus ojos repetían una secuencia ya larga de rutinas legales, todo indicaba que me negarían la entrada. Lo que mi abogado no sabía es que después de 20 años de ejercicio profesional, mi suerte llegaría más lejos que su rutina, esa mañana entré a España. Mi compañera de cubículo no.
La primera semana me sentí rarísima. No entendía nada de nada, todavía con un agujero en el pecho. Mi primer paseo fue con P. por Montjuïc, subiendo por escaleras y miradores hasta ver el mar por el otro lado del cerro. Pronto él se tuvo que ir, siempre fue una persona muy ocupada, pensé. Nos despedimos, me regresé tranquilamente pensando que ya nada me importaba mucho. Estaba aún en shock.
Tenía miedo, del presente, de estar tan lejos, de sentirme culpable. Pero L. estuvo siempre ahí dispuesta a oír mis emociones dispersas, y también Vincent, siempre listo para acurrucarse a mi lado.
Tenía miedo, del presente, de estar tan lejos, de sentirme culpable. Pero L. estuvo siempre ahí dispuesta a oír mis emociones dispersas, y también Vincent, siempre listo para acurrucarse a mi lado.
Un día -quizás el mismo que llamé a Z. desde Grecia para gritarle por fotografiar uno de mis diarios- me emborraché fuerte con cerveza Alpha y Ouzo. Le conté a L. sobre mi salud mental, sobre el ímpetu de hacerme daño que me daba muchísimo más seguido antes de la terapia y sobre todo le conté sobre la muerte, sobre mi ingenua obsesión con ella. Me sentí más contenida que nunca.
A la mañana siguiente, P. se enojó conmigo porque nos habíamos quedado hasta las 6am sublimándonos y él no había pegado ojo. Un poco me dio risa porque no se enojaba así conmigo desde el 2018 y creo que aquella fue la única vez que peleamos. Pero otro poco me dio bastante pena porque todavía me sentía triste de la conversación de la noche anterior y no quería enfrentarme a comentarios fríos de amistades que a veces necesitan una buena terapia para sí mismos.
A la mañana siguiente, P. se enojó conmigo porque nos habíamos quedado hasta las 6am sublimándonos y él no había pegado ojo. Un poco me dio risa porque no se enojaba así conmigo desde el 2018 y creo que aquella fue la única vez que peleamos. Pero otro poco me dio bastante pena porque todavía me sentía triste de la conversación de la noche anterior y no quería enfrentarme a comentarios fríos de amistades que a veces necesitan una buena terapia para sí mismos.
El último día en Atenas fue como una excursión de colegio, un paseo burgués por el museo y terminamos almorzando en el mismo lugar que el primer día. Con L. cantamos girando bien agarradas de los brazos en plaza Syntagma, justo antes de subir al bus que nos llevaría al aeropuerto, y en el trayecto dibujamos locuras que perdí en el viaje.
El avión aterrizó en Barcelona un 8 de marzo y las calles estaban plagadas de carteles feministas y hermosos rastros de muchas personas juntas en un mismo lugar. Me sentía pésimo físicamente y sólo quería llegar a acostarme. Como ambas estábamos con una gripe estacional, decidimos quedarnos en casa apenas regresamos a España. Pero no sabíamos que sólo quedaban 2 días para que comenzara el boca en boca de la cuarentena y el frenesí de la pandemia. El sábado 14 comenzó el encierro obligatorio y el 15 emprendí la travesía de regreso. Barcelona-Madrid-pérdida de vuelo en Madrid-noche siguiente Madrid-Paris-Paris-Santiago de Chile. 50 horas evitando tocarme la cara y excediéndome con un uso inútil de toallitas húmedas marca Γαλαξίας. Ahora que lo pienso, la travesía se acabó en Atenas. Y hoy que ya llevo 23 días sin salir, la vorágine me azota.
El avión aterrizó en Barcelona un 8 de marzo y las calles estaban plagadas de carteles feministas y hermosos rastros de muchas personas juntas en un mismo lugar. Me sentía pésimo físicamente y sólo quería llegar a acostarme. Como ambas estábamos con una gripe estacional, decidimos quedarnos en casa apenas regresamos a España. Pero no sabíamos que sólo quedaban 2 días para que comenzara el boca en boca de la cuarentena y el frenesí de la pandemia. El sábado 14 comenzó el encierro obligatorio y el 15 emprendí la travesía de regreso. Barcelona-Madrid-pérdida de vuelo en Madrid-noche siguiente Madrid-Paris-Paris-Santiago de Chile. 50 horas evitando tocarme la cara y excediéndome con un uso inútil de toallitas húmedas marca Γαλαξίας. Ahora que lo pienso, la travesía se acabó en Atenas. Y hoy que ya llevo 23 días sin salir, la vorágine me azota.
Un libro sobre justicia. Historia, concepto, finalidad, necesidad.
Un libro sobre separarse y estar bien/mal. Sobre desvanecer el amor y sobre idealizarlo.
Un libro sobre separarse y estar bien/mal. Sobre desvanecer el amor y sobre idealizarlo.
Death, drugs & beauty.
Hay momentos en los que simplemente sabes. Sabes que ya no puedes, que ya no quieres. Intensidad calculada por lo bajo. Tristeza, amor, día nublado. Siempre repito mis palabras y escribo lo mismo. Feliz de intentar salir de mi tristeza.
Caminábamos bajo la lluvia, de la mano. Te amé tanto, ese momento, tu mano, tu silueta, la lluvia, el paseo corto desde el Lorca hasta casa. El agua en la terraza. El horno encendido incluso en verano.
Que tristeza tengo de lo que se diluye,
the world becomes and swallows me in.
the world becomes and swallows me in.
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